Del 16 al 20 de julio del 2018 se llevó a cabo el encuentro de los formadores de postulantado y noviciado de la FALC (Federación América Latina Conventuales), en el Convento “Senhor de Bonfim”, en São Paolo, Brasil.
Se contó con la participación de los formadores de varios países: México, Brasil (de las distintas jurisdicciones), Paraguay, Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Honduras, etc. De nuestra Provincia de México han participado: Fray Guillermo Aguilar, Fray Pablo Rosario y Fray Fausto de Jesús Ramírez.
El encuentro se desarrolló en un ambiente de diálogo fraterno y mutua participación. Cada fraile tuvo la posibilidad de dar a conocer a los demás la realidad de su Provincia de proveniencia, además de responder preguntas y curiosidades sobre la misma. En nuestro caso, algunos de los frailes deseaban saber un poco más sobre el sismo del 2017 que afectó al país y derrumbó nuestro convento del noviciado en Totolapan, Morelos.
El encuentro trató temas que ayudaron a los formadores en su crecimiento personal,
tanto espiritual como humano, por expertos en el campo. Además, se tuvo la posibilidad de poner en común el trabajo formativo de nuestras jurisdicciones compartiendo esperanzas, deseos, proyectos y la propia experiencia en la respectiva etapa de formación.
tanto espiritual como humano, por expertos en el campo. Además, se tuvo la posibilidad de poner en común el trabajo formativo de nuestras jurisdicciones compartiendo esperanzas, deseos, proyectos y la propia experiencia en la respectiva etapa de formación.
De estos momentos de diálogo emergieron bastantes puntos en común. Lo que sigue es trabajar en la elaboración de un proyecto en conjunto, con lineamientos fundamentales para los programas de las distintas jurisdicciones. Con respecto a la etapa de noviciado, las realidades que ofrecerán el noviciado en común serán tres: Brasil, Colombia y México. La etapa del postulantado no será en común, sino que cada jurisdicción se seguirá encargando de ella.
El encuentro concluyó con la visita a nuestra Madre del cielo en su santuario de Aparecida; en un ambiente de fe y fraternidad los frailes agradecieron a Dios esta experiencia, confiándose a la maternal intercesión de María, para que sus trabajos puedan ayudar a iluminar el camino de cada joven que toca a la puerta de nuestras casas de formación, para que cada uno sea consciente de la riqueza de la propia vocación y de la gran responsabilidad que Dios pone en sus manos al confiarles la transmisión de su Evangelio y del carisma franciscano.
Paz y Bien.
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