La semana del 30 de julio al 03 de agosto, los Frailes Menores Conventuales de la Provincia de México “Nuestra Señora de Guadalupe”, vivimos una semana bastante enriquecedora de reflexión y convivencia franciscana.
Aquí una breve semblanza de los diferentes
días.
- Lunes: Llegamos al convento “María Inmaculada”, donde
fuimos recibidos por el Guardián de dicho convento y por Fray Ramón,
responsable de la formación permanente y de ésta semana de encuentro. Este
primer día lo dedicamos a saludarnos, instalarnos, celebrar por la tarde la
Eucaristía y reflexionar sobre la liturgia franciscana, animados por Fray
Abraham, diácono, que en el próximo mes de septiembre recibirá el orden
sacerdotal.
- Martes: Fue un día dedicado al estudio y “oración” de
la Regla de los Hermanos Menores, el capuchino Fray Javier fue bastante
acertado al recordarnos que nuestra regla mira hacia la vida evangélica, la
cual consiste en dejar-seguir-recibir, es decir, dejar ataduras, seguir a Cristo
y recibirlo a Él en los hermanos, en quienes sólo podemos reconocernos como
tales, si antes hemos experimentado la paternidad de Dios. Esto se vio
complementado con los diferentes momentos comunitarios que compartimos durante
este día del encuentro.
- Miércoles: La vida del “Santo”, como se le conoce en
Italia a san Antonio de Padua, y sobre todo sus sermones, fueron la imagen que
motivó este tercer día de encuentro, junto con la presencia de Sor Marisol,
Clarisa Urbanista, quien nos habló sobre la relación entre la primera y la
segunda orden, donde la amistad espiritual de Francisco y Clara, dejan entrever
la amistad con el Señor Jesús, fundamento actual de nuestra cercanía. Vivir
siempre en la verdad, es camino seguro de la obediencia: esta idea la
reflejaban los sermones del santo y la vivían en plenitud santa Clara y san Francisco
de Asís. Por la tarde tuvimos un momento de esparcimiento en el pueblo mágico
de Tepotzotlán, donde revaloramos la presencia del hermano como regalo y ayuda
de Dios en nuestro propio proceso de encuentro con el Señor.
- Jueves: La fraternidad, que tanto nos atrajo hacia la
vida consagrada, pero que a la vez tanto trabajo nos cuesta, fue el tema que
reflexionamos durante el día. Cinco son las características que Fray Guillermo ha
mencionado en su ponencia: igualdad, reciprocidad, subsidiariedad,
misericordia y alegría. La fraternidad persigue la forma de vida de
Jesús y sus apóstoles, más que la forma de vida de las primeras comunidades
cristianas.
Lo anterior fue complementado por Fray Ubaldo, que habló de la “soledad última” (concepto de Duns Scoto) para hacer referencia a ese espacio de personalización que permite al ser humano identificarse con su Dios y que lo motiva a identificarse con el otro, formando una comunidad y posteriormente una fraternidad.
Lo anterior fue complementado por Fray Ubaldo, que habló de la “soledad última” (concepto de Duns Scoto) para hacer referencia a ese espacio de personalización que permite al ser humano identificarse con su Dios y que lo motiva a identificarse con el otro, formando una comunidad y posteriormente una fraternidad.
- Viernes: Este último día de reflexión estuvo animado
por Fray Fausto, quien nos ha hablado de la historia del conventualismo, labor
titánica que reunió en una ponencia ocho siglos de historia. Más que datos,
puso en nuestra mente y corazón la identidad conventual, la cual posee una
riqueza que ha persistido durante siglos, a pesar de las adversidades.
Después de la comida, los diferentes participantes salimos rumbo a nuestras comunidades recargados de entusiasmo y de orgullo por pertenecer a una familia que ha sido cimentada sobre la vivencia del Santo Evangelio.
Después de la comida, los diferentes participantes salimos rumbo a nuestras comunidades recargados de entusiasmo y de orgullo por pertenecer a una familia que ha sido cimentada sobre la vivencia del Santo Evangelio.
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