2012

sábado, 31 de diciembre de 2011



Estimados Hermanos:

A unas cuantas horas de despedir el año 2011, signo y manifestación del gran don de la vida que Dios nos otorga como regalo invaluable, no lo podemos dejar pasar sin antes dar un vistazo en él, para contemplar todos aquellos acontecimientos que han dejado huella en nuestra existencia.



Esa mirada que se enfoca a nuestra realidad, tiene que ser mirada imitadora de Jesús que observa no con sentencia, o juicio analítico, buscando señalar de manera enfática los momentos grises que en ellos existan. Al contrario, nuestro paso por este año debe ser examinado con la vista de paz y amor con la que el Padre nos mira; rescatando seriamente todos esos aprendizajes que de ahora en adelante forman ya parte de nuestro criterio, para que de frente y tomados de la mano del Autor de la vida arranque un nuevo año.
El comienzo de una nueva etapa es motivo suficiente para recaudar todas las fuerzas, para hacer realidad todos los planteamientos reales que nos fijemos, y desde este punto si tú lo decides, todo vuelve a dar apertura, desde nuestro día a día, con sus palabras y acciones que son los hechos que forjan el presente.


Jesús, el mismo de ayer, hoy y siempre, se detiene ante la línea del tiempo, nos mira y nos invita a vivir una nueva existencia, misma que tendremos la oportunidad de elegir cómo caminarla, si avanzamos por esas sendas nuevas en busca de la felicidad sólo con nuestros propios medios, o le damos la mano a Aquel que ha hecho el camino para que nos lo muestre.
Que este año que ahora inicia, sea para todos la gran oportunidad de vivir en plenitud el gran don de la vocación a la cual hemos sido llamados, y que la siempre Virgen Santa María de Guadalupe nos obtenga de Dios las gracias de vivir este año según el querer de Aquel que tanto nos ama.

Feliz Año Nuevo




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